“Llevo 18 años como productor de tabaco y ¿qué tengo? Mi salud envenenada, la chacra muerta, la tierra no sirve para nada”, dice uno.“Veinte años plantando tabaco, tengo algo pero no tengo deuda por encima de eso”, afirma otro. “Hoy por hoy, las empresas, las compañías ya te traen el paquete armado. Vos te anotás para tantas mil y no te preguntan si necesitas veneno, abono, etc. Después te compran el tabaco al precio y las condiciones que ellos quieren. Y si hay algo que no les gusta, que está un poquito húmedo, un poquito desarmable.. automáticamente te bajan de la cinta y tenés que traer a reformar”. Son tres de las muchas voces de campesinos que se oyen desde Misiones (Argentina).
Las papeleras, madereras, tabacaleras, megarepresas, monocultivos, la extracción de leña para los secaderos de hierba y té, el modelo de turismo depredador, la falta de educación ambiental y la ineficiencia legislación existente…están contribuyendo a la desaparición de la Selva Paranaense en una estrategia global de apropiación de la naturaleza, para beneficio de las transnacionales. Lo denuncian con la misma fuerza con la que claman que en la Selva Paranaense se talan 32 hectáreas de monte por día, desaparecen 12 mil hectáreas cada año y cuatro mil especies. El tucán, el oso hormiguero, la arpía, el macuco, el pato serrucho, la hierba silvestre, el palo roso, el palmito….están en peligro de extinción.
Se trata la primera carrera en agroecología del país. “Tenemos un programa que es el de formación de promotores agroforestales indígenas. La Multiversidad con la Universidad de Misiones hemos dado los primeros 22 certificados a indígenas de 9 comunidades capacitándolos como que impulsores de estos modelos agroecológicos en sus comunidades. Para nosotros, como pequeña ONG es un gran largo, tenemos mucha potencialidad de crecimiento a mediano plazo, todo con esfuerzo claro pero nada se logra sin él.” argumenta Maritha Ramos, Rectora del Centro.
Las consecuencias de la destrucción de la Selva Paranaense
La Selva Paranaense, también llamada selva misionera (por encontrarse la mayor parte en la provincia de Misiones) es uno de los enclaves de biodiversidad más importante del planeta, uno de los centros que además está en mayor peligro de extinción. Originariamente comprendía 120 millones de hectáreas, a día de hoy queda menos del 5 por ciento.
Ubicada en en Argentina, Paraguay y Brasil, su pérdida de biodiversidad afecta en gran medida al Acuífero Guaraní, el tercer acuífero de agua dulce potable más importante del planeta, 1 .200.000 kilómetros cuadrados de agua dulce, desde Mato Grosso hasta la Pampa. “El acuífero podría abastecer a 360 millones de personas, sin embargo el 50 por ciento de la población misionera no tiene agua potable”, recalca Raul Armendy. “El proceso de urbanización contamina de la mano de un modelo de vida no sustentable que pone en peligro la Selva Paranense, el acuífero guaraní y un proceso de extinción creciente de pueblos nativos como los Boa Guaranie, un pueblo que tiene un bagaje cultural interesantísimo sobre todo en cuanto a medicina fitoterapéutica, medicina vegetal. No se erosiona solamente el suelo, no se contamina solamente las aguas, si no que se erosiona y se contamina la cultura de los guaraníes de un tipo de civilización no sustentable que nos lleva a acabar con el agua, acabar con el monte, acabar con el suelo y acabar con las culturas locales”.
“La única forma apta aquí para la producción es la agroecología por el tipo de suelo que tenemos nosotros para proteger la Selva Paranaense. La monocultura ya no sirve, ha hecho estragos. Nosotros tenemos un suelo que en la parte superior únicamente tiene mucho manejo, mucho movimiento de micoorganismos, en la parte de abajo es muy pobre y más abajo piedras, si nosotros no hacemos una labor cultural que nos ayude, vamos a perder mucho más de la Selva de lo perdido hasta ahora, que ya es mucho.”, afirma Ricardo De León, profesor del centro.
Articulo de Periodismohumano